sábado, 5 de febrero de 2011

El alma platónica



Platón interpreta el alma principalmente en dos sentidos: el alma como aquello que permite a los seres vivos realizar actividades vitales, y, en el caso del alma humana, como el principio divino e inmortal que nos faculta para el conocimiento y la vida buena.
     Al igual que todos los griegos, Platón, consideró que el alma es el principio que anima los cuerpos de los seres vivos, que les da vida y movimiento. Pero lo peculiar de su concepción se muestra en su visión del alma como principio de racionalidad y dotada de carácter divino. Para este autor el alma es la parte más excelente del hombre, gracias a ella podemos alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; el alma―al menos la parte más excelente― nos vincula con el mundo divino y está dotada de un destino inmortal.
Alma Racional
Parte superior del alma humana, inmortal y divina. Gracias a ella alcanzamos el conocimiento y la vida buena.
     El "mito del carro alado" representa el alma racional con la metáfora del auriga. Es la parte más excelente del alma, se identifica con la razón y nos faculta para el conocimiento y la realización del bien y la justicia. Es un principio divino y dotado de inmortalidad. La sitúa en la cabeza (el cerebro).
Alma Irascible
Parte del alma humana en donde se sitúan la voluntad y el valor.
     El "mito del carro alado" representa el alma irascible con la metáfora del caballo bueno y dócil a las instrucciones del auriga. Gracias a esta parte el auriga puede seguir a los dioses hacia el mundo de las Ideas y la contemplación de la Idea de Bien. En el alma irascible se encuentra la voluntad, el valor y la fortaleza. Platón no defiende con claridad ni su mortalidad ni su inmortalidad. La sitúa en el pecho(el corazón).
Alma Concupiscible
Parte mortal del alma humana responsable de las pasiones, placeres y deseos sensibles.
          En el "mito del carro alado", Platón representa el alma concupiscible con la metáfora del caballo malo, poco dócil y que dirige al carro hacia el mundo sensible. Es la parte del alma humana más relacionada con el cuerpo y en ella se encuentran los placeres sensibles y los apetitos o deseos sensibles(deseos sexuales, apetitos por la comida, la fama, la riqueza...). Por estar tan íntimamente ligada al cuerpo se destruye cuando éste muere. La sitúa en el abdomen (hígado).


Cuerpo y alma en la música

Como hemos visto, la concepción platónica del ser humano supone una dualidad. El ser humano es un compuesto de alma y cuerpo. Este último es tan sólo un receptáculo que contiene lo más valioso. En este sentido, el cuerpo tendrá una connotación peyorativa a lo largo de toda la tradición de la cultura occidental desde Platón hasta nuestros días.

Una muestra de ello es posible observarla en el fénomeno de la música en nuestra época. Quizá uno de los videos (Rock DJ) más polémicos del cantante británico Robbie Williams nos permite ver la concepción platónica del ser humano aún imperante en nuestros días. Este video que causó polémica a causa de las imágenes explícitas fue censurado en muchos lugares tras su aparición. El video comienza con Williams bailando en un disco giratorio con chicas patinando alrededor de él. Él quiere llamar la atención de la DJ, que se encuentra sobre el escenario, de modo que comienza a sacarse su ropa. Después de no conseguirlo, comienza a sacarse su piel, músculos y órganos (en maquillaje pesado), hasta que lo único que le queda de él son sus huesos, lo cual es hecho mediante efectos especiales. Al final, consigue la atención de la DJ y baila con ella como un esqueleto.

¿Qué valor tiene el cuerpo en la manera como concebimos al ser humano?

http://www.youtube.com/watch?v=TGelsMOIJZY

Las partes del alma según Platón


 
 
 
 
 
    EL Alma, partes y relaciones con la ética y la política
TIPOS

PARTES DELCUERPO
MITO DEL CARROALADO
LA VIRTUD
EL TEMA DE LAS CLASESSOCIALES
Alma racional
(inmortal)
cerebro
Auriga
prudencia (fronesis)
Gobernantes
Alma irascible
(¿inmortal?)
pecho
caballo bueno, hermoso y dócil
fortaleza (andreia)
Guerreros
Alma concupiscible
(mortal)
abdomen
caballo malo, feo y desbocado
templanza (sophrosine)
Artesanos o trabajadores

martes, 1 de febrero de 2011

Antropología platónica



-¿Qué diremos ahora de la efectiva adquisición del conocimiento? ¿El cuerpo será un obstáculo o no, si uno lo asocia a esta búsqueda? Quiero decir más o menos esto: ¿puede que ofrezcan alguna certeza a los hombres la vista y el oído? ¿O bien pasa lo que los poetas no se cansan de repetir, que ni sentimos ni vemos nada con precisión? Si, pues, de entre los sentidos corporales éstos no son precisos ni seguros, difícilmente lo serán los otros, que les son, creo, inferiores. ¿O no te lo parecen?
-Bastante- contestó él.
-¿Cuándo, entonces—dijo Sócrates-, capta el alma la verdad? Porque siempre que la intenta percibir asociada al cuerpo, es evidente que queda engañada por él.
-Tienes razón.
-¿No es cuando razona que llega a adquirir, si alguna vez llega a él, un conocimiento de las cosas que son?
-Sí.
-¿Y no es cierto que razona mejor que nunca cuando nada de eso la turba, ni el oído, ni la vista, ni el dolor, ni ningún placer, sino que se recoge en ella misma tanto como puede dejando estar el cuerpo y, absteniéndose de asociarse a él o de recibir su contacto, aspira hacia lo que es?
-Es así.
-¿Y no es también en esta ocasión, pues, que el alma del filósofo tiene el más grande desprecio para su cuerpo, lo esquiva y procura quedar recogida en ella misma?
-Bien lo parece […]
-[…] El cuerpo, en efecto, nos produce infinitas incomodidades por su indispensable nutrimiento; y más aún si se añaden enfermedades, que obstaculizan nuestra búsqueda de lo que es real. Nos llena de amores, de deseos, de quimeras de todo tipo, y de mucha tontería, de tal manera que, de hecho, como se suele decir, mientras estamos bajo su dominio, no nos es posible ejercitar en ninguna cosa nuestro pensamiento. Porque de las guerras, de las sediciones, de las batallas nadie más que el cuerpo y sus pasiones son la causa. Ya que todas las guerras se producen por poseer riquezas, y si nos vemos obligados a adquirirlas es por razón de nuestro cuerpo, el cual debemos servir como unos esclavos; él es también el motivo de que no tengamos tiempo libre y de cultivar la filosofía. Y lo peor de todo es que si alguna vez nos deja tiempo libre y nos giramos a examinar alguna cosa, interfiere continuamente nuestra búsqueda, la perturba, la confunde y de tal manera nos aturde que, por culpa de él, somos incapaces de percibir la verdadera realidad.
Platón, Fedón, 65a-66b.